La soledad en Macondo: expresiones y desenlace

Gabriel García Márquez - Cien años de soledad - Macondo

En nuestra clase pasada consideramos el tema de la soledad en Cien años de soledad. Ahora, al concluir su lectura tengo una más clara visión de cuánto este tema ha permeado la novela y sus personajes. Percibo que García Márquez al desarrollar el ciclo de creación, evolución y decadencia de este núcleo humano ficticio fue dando pinceladas que traslucían este rasgo y condición, pero el lector no se percata de su significancia hasta ser testigo –y partícipes- del fin y juicio apocalíptico que se descarga sobre el pueblo en el cuadro final.

El tema de la soledad se presenta en una escalada recurrencia a medida que se acerca la caída del telón. Observaciones como: “José Arcadio Segundo consagró toda una vida de soledad y silencio a la crianza de unos niños que apenas recordaba que eran sus hijos y sus nietos.” (303), “Aureliano y Fernanda no compartieron la soledad, sino que siguieron viviendo cada uno la suya” (305), y como cuando a los vínculos entre Aureliano y José Arcadio se dice: “Aquel acercamiento entre dos solitarios de la misma sangre estaba muy lejos de la amistad”. (315)

La observación de Úrsula, la gran matriarca, al aludir que “Meme no revelaba todavía el signo solitario de la familia” (223) ya había puesto en evidencia esta particularidad tal vez genética común de los Buendía. José Arcadio murió solo amarrado a un árbol, Amaranta se refugió en la casa por décadas, y así casi todos.  Sin embargo, entre los muchos, Aureliano es el gran solitario por excelencia.

Esta innata soledad que sella la identidad de la diferentes generaciones de Buendías termina siendo la causa de la extinción del clan y Macondo. Sobre sus criaturas la voz narrativa desata su ira con un contundente juicio final. En este pueblo donde fermentaba el individualismo, el egoísmo, la ausencia de Dios y de principios morales, la soledad se torna en común denominador y, en última instancia, en un camino sin salida. Es por eso que la obra -y su historia- se clausura, cerrándose sobre sí misma.                “…todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra” (351)

La micro creación garciamarquiana guarda ciertas resonancias con la bíblica: hay un paraíso, una caída, un diluvio, pero a diferente de las Escrituras, no hay un elemento o personaje salvífico y su apocalipsis es contundentemente desesperanzado.  Nos preguntamos qué analogías buscaba el escritor en este final. Nos preguntamos si su moraleja no apuntaba a esta dicotomía entre soledad versus solidaridad. De ser así su obra es una denuncia de amplios espectros: lo social, lo político y, en última instancia, del individuo moderno.

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Publicado en García Márquez
4 comments on “La soledad en Macondo: expresiones y desenlace
  1. Bruno Nassi dice:

    Esta semana hemos coincidido, Silvia, en que la soledad es la base de la destrucción en Cien años… Estos, paradójicamente, no nos deja solos. Pero sí, yo creo que al final Cien años… es un libro muy triste no tanto por las muertes, desgracias y desaparición final, sino porque muestra a personajes atrapados en su propio laberinto de soledad cuya única salida terminan siendo la muerte y el olvido.

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  2. Luca dice:

    Para mí la gran pregunta es: hay moraleja en CAS?

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